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sábado, 29 de noviembre de 2008

La Política de la Extinción (ultima parte)

















(*)Por Paul Watson

LA EXTINCIÓN ES DIFICIL DE APRECIAR

Se han ido para siempre el elefante, el león y el tigre Europeos. El pato Labrador, el mérgulo gigante, el periquito de Carolina nunca más adornarán este planeta nuestro. Para siempre se han perdido las ballenas grises Atlánticas, las ballenas de Biscayan y la vaca marina Estelar. Nuestr@s hij@s nunca contemplarán al cóndor de California en la naturaleza ni verán a la mariposa azul de Palos Verde saltar de flor en flor.
La extinción es un concepto difícil de apreciar plenamente. Lo que ha estado, ya no está y nunca más volverá a estar. Llevaría otra creación y billones de años recrear la paloma migratoria. Es la pérdida de billones de años de programación evolutiva. Es la destrucción de la belleza, la eliminación de la verdad, la supresión de la unicidad, la herida de la sagrada red de la vida.
Ser responsable de una extinción es cometer blasfemia contra lo divino. Es el mayor de todos los crímenes posibles, más perverso que el asesinato, más espantoso que el genocidio, más monstruoso que incluso las aparentemente ilimitadas perversidades de la mente humana. Ser responsable de la completa y absoluta destrucción de una forma de vida única y sagrada es una arrogancia malvada.
Y sin embargo, un periodista de California me dijo recientemente que “todas las secuoyas de California no valen la vida de un ser humano”. Que increíble arrogancia. El derecho de una especie, de cualquier especie, debe tener prioridad sobre la vida de un individuo de otra especie. Esto es una ley ecológica básica. No se puede alterar por primates que se han formado leyendas divinas en su propia mente. Todas y cada una de las más de treinta millones de especies que embellecen este hermoso planeta son esenciales para el bienestar continuado de lo que forman parte, el planeta Tierra – la entidad divina que nos condujo desde la fertilidad de su matriz sagrada.
Como capitán de barco me gusta comparar la integridad estructural de la biosfera con la del casco de un barco. Cada especie es un remache que mantiene al casco intacto. Si entrase en mi sala de máquinas y encontrase a mis maquinistas haciendo saltar afanosamente los remaches del casco, me enfadaría y naturalmente les preguntaría qué están haciendo.
Si me dijeran que han descubierto que puede hacer un dólar de cada remache, podría hacer una de estas tres cosas. Podría ignorarles. Podría pedirles que me incluyan para compartir los beneficios, o podría echarles de una patada de la sala de máquina y de mi barco. Si yo fuera un capitán responsable, haría esto último. Si no, encontraría pronto el océano entrando a raudales a través de los agujeros dejados por los remaches robados y muy poco después, mi barco, mi tripulación y yo mismo desaparecíamos bajo las olas.
Y este es el estado del mundo hoy. Los líderes políticos, es decir, los capitanes al timón de sus estados nación, están ignorando a los que quitan los remaches o están tomando parte ellos mismos para obtener beneficios. A muy pocos se les patea fuera de la sala de máquinas de la nave espacial Tierra.
Teniendo al mando a los que quitan los remaches, no pasará mucho tiempo hasta que la integridad biosférica de la Tierra se derrumbe bajo el peso de la presión ecológica y mareas de muerte entren a raudales. Y este será el precio del progreso –el colapso ecológico, la muerte de la naturaleza, y el espectro abrumador y horrible de la destrucción humana masiva.
¿Y donde nos deja eso, querid@ lector? ¿Piensas quedarte en tu sillón, ajeno a la inminente destrucción? ¿Tienes tu cara pegada contra el cristal, mirando los espantosos resultados del progreso? ¿O estás ocupado en echar anclas, sacrificando los placeres materialistas de la civilización y arriesgándolo todo, para que tu planeta y tus hij@s puedan vivir?
La elección es única para esta generación. Las generaciones futuras no tendrán la oportunidad y las que vinieron antes de nosotr@s no tuvieron la visión o el conocimiento. Nos toca a nosotr@s - tu y yo.
Sigue siendo un parásito O pasa a ser un Guerrero de la Tierra. Sirve a tu Madre y prospera O sirve a la civilización y mánchate con el crimen del ecocidio.

(*)Paul Watson, canadiense y uno de los fundadores de Greenpeace y de Sea Shepherd Conservation Society, es conocido mundialmente por sus acciones temerarias para frenar la caza de ballenas.

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